domingo, 12 de agosto de 2012

El año 1813. Enero.


Enero.

El año 1813 fue uno de los más importantes de la primera década de la Revolución en el Río de la Plata. Importante por la cantidad de disposiciones que legisló la Asamblea, inherentes a una filosofía que tenía sus raíces en la Ilustración y en la Revolución Francesa. Derogaba muchas de las disposiciones de las Leyes de Indias, y por la creación de los símbolos que determinan la Identidad Argentina hasta el día de hoy. Hablo de la creación o si se quiere, de la construcción de los símbolos que representan la identidad nacional. Es decir que sostengo la tesis contraria a la que algunos historiadores que sustentan la idea de que la identidad argentina ya existía antes de la Revolución. Si embargo veremos a lo largo de estos capítulos cómo esos símbolos se fueron adoptados como constituyentes de una nueva Nación por los miembros de la Asamblea y que la creación de la Nación obedeció a la incansable labor de algunos patriotas que promovían en los nuevos periódicos las nociones de libertad y abogaban por la Independencia. Además, a causas contingentes, debidas a la suerte de la guerra, a factores inherentes a la situación de América del Sur y las posiciones de la ocupación militar realista, a factores históricos de las divisiones territoriales impuestas por la Monarquía de España a sus colonias, y a la acción de otras potencias como era el Imperio del Brasil y la siempre presente injerencia de los marinos y embajadores británicos.

A comienzos de 1813 la situación militar no era lo más favorable para la Revolución. En el Norte, luego de la victoria de Tucumán, el ejército comandado por Manuel Belgrano se preparaba para avanzar contra la amenaza realista que todavía ocupaba la ciudad de Salta. En la Banda Oriental, se había reanudado el sitio de la ciudad comandado por José Rondeau y José Artigas, con la dirección política de Manuel de Sarratea. Como las Provincias Unidas no tenían una fuerza naval, la ciudad sitiada resistía pues era abastecida por una flota realista que remontaba el río Paraná y saqueaba las estancias costeras para proveerla de alimentos.
El día 31 de diciembre de 1812 los realistas sitiados en Montevideo intentaron una salida para romper el bloqueo terrestre pero fueron derrotados en la batalla de Cerrito. La noticia de esta victoria llegó a Buenos Aires en los primeros días de enero, lo que provocó una gran euforia en la población, en días previos a la reunión de la Asamblea.

Durante todo el mes de enero fueron llegando a Buenos Aires los diputados de las ciudades de interior de las Provincias Unidas. En el lenguaje de la época se denominaban a estas ciudades con el nombre genérico de los pueblos. A fines de enero se realizaron las sesiones preparatorias y todo estuvo dispuesto para la solemne apertura del 31 de enero de 1813.

El discurso inaugural fue pronunciado por Juan José Paso, en nombre del Triunvirato. Comenzó de la siguiente forma:

 Señores: Cerca de tres años hemos corrido desde el principio de nuestra revolución á paso vacilante, y sobre sendas inciertas por falta de un plan que trazaze distintamente las rutas de nuestra carrera y destino.[1]

Los diputados presentes en la primera sesión fueron los siguientes:

Carlos Alvear, por Corrientes; Mariano Perdriel, por Santiago del Estero; Juan Larrea y Gervasio Antonio Posadas, por Córdoba; José Fermín Sarmiento, por Catamarca; Vicente López, Hipólito Vieytes y José Valentín Gómez, por Buenos Aires; Francisco Argerich, por Luján; Tomás Antonio Valle, por San Juan; Juan Ramón Balcarce, por Tucumán José Ugarteche, por La Rioja; Pedro Pablo Vidal, por Jujuy; Bernardo Monteagudo, por Mendoza; Agustín José Donado, por San Luis; Pedro José Agrelo y José de Moldes, por Salta.[2]

La representación no estaba completa pero con estos delgados comenzó la asamblea a sesionar.
En la Gaceta Ministerial del viernes 5 de febrero de 1813 se publicó lo resuelto por la Asamblea en ese primer día de trabajo. En su artículo primero especificaba que “reside en ella la representacion y exercicio de la Soberania de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y que su tratamiento sea de Soberano Señor." Se nombró como presidente a Carlos Alvear y de secretarios a Valentín Gómez e Hipólito Vieytes. Es decir que sin lugar a dudas, la Asamblea se proclamó soberana y su condición estaba por encima del Triunvirato, y era independiente da las autoridades de España mientras Fernando VII estuviera prisionero de Napoleón. Fue un día de festejos en la ciudad de Buenos Aires. Se saludó a la Asamblea con salvas de artillería y se entonaron himnos a la patria entonados por un pueblo entusiasmado.[3]

De esta forma quedó constituida la Soberana Asamblea Constituyente, más conocida por el nombre de Asamblea del año XIII, la que se consagró en forma inmediata a derogar leyes coloniales y remplazarlas por otras consecuentes con los programas de Libertad e Independencia. Institucionalizó muchas ideas que hacen a la identidad de la Argentina de hoy.


[1] Gaceta de Buenos Aires, op. cit. Tomo III, p. 397.
[2] Juan Canter, “La Asamblea General Constituyente”, en Historia de la Nación Argentina, op. cit. Tomo VI, primera sección, p. 62.
[3] Gaceta de Buenos Aires, op. cit. Tomo III, pp. 397-98.

jueves, 2 de agosto de 2012


La asamblea del año XIII

Cuarto trimestre de 1812: octubre, noviembre y diciembre


En este último trimestre del año 1812 se desarrollaron acontecimientos importantes que condujeron a la realización de la Asamblea del Año XIII. Esta magna reunión fue la que sentó sobre bases sólidas lo que tiempo más adelante constituiría la Nación Argentina.

El día 5 de octubre llegó a Buenos Aires la noticia del triunfo del ejército del Norte en Tucumán. Según las memorias de un testigo que escribió su diario de acontecimientos importantes, Juan Manuel Beruti:
Inmediatamente como a las 8 del día Se hizo Saber al público con una salva de artillería y repique general de campanas Saliendo en seguida las músicas militares por las calles tocando y alegrando al pueblo por tan gloriosa acción, continuando éstas toda la noche, entre los vivas y aclamaciones de sinnúmero de gentes que iban Cantando las glorias de la patria.[1]

Esta victoria cambió el ánimo sombrío de la Capital. De la sensación de derrota se pasó a la euforia de la victoria. Pero ensombreció al Triunvirato que había ordenado la retirada del ejército de Belgrano a la ciudad de Córdoba.

Ese día sucedió un hecho importante: por primera vez el pabellón celeste y blanco lució en el mástil del Fuerte. Así lo cuenta Beruti:

[…] se arrió la bandera del Fuerte, contestando a este los barcos de guerra, habiendo tenido el pueblo el gusto de ver que en la misma asta de bandera se puso por el gobierno en la parte superior un gallardete de Color celeste y blanco, divisa de la patria, que dominaba la bandera española de amarillo y encarnado que estaba debajo de la nuestra, preludio de que pronto declararemos nuestra independencia Sacudiendo y apartándonos de la dominación del tirano gobierno español, que por espacio de trescientos años nos ha tenido tiranizados, privándonos de nuestra libertad y derechos naturales; habiendo igualmente iluminándose la Ciudad.[2]

El 6 de octubre debía constituirse la Asamblea Ordinaria que debía elegir un nuevo triunviro en remplazo de Sarratea, que había sido nombrado comandante de la campaña en la Banda Oriental. El Gobierno había quedado entonces compuesto por Juan Martín de Pueyrredón y Bernardino Rivadavia. El diploma de Bernardo de Monteagudo, representante de Mendoza en la asamblea, fue rechazado por el gobierno. Esto precipitó los acontecimientos. El 6 de octubre se reunió la asamblea sin la presencia de Monteagudo y eligió a Pedro Medrano como nuevo miembro del Triunvirato.

Pero fue en vano: La acción de la Sociedad Patriótica había dado sus frutos: liderada por Bernardo de Monteagudo, se había convertido en la cabeza visible de la secreta Logia Lautaro, que estaba inspirada por las ideas de José de San Martín y Carlos de Alvear. Su accionar en las reuniones y en los periódicos había predispuesto los ánimos porteños en contra del triunvirato.

El 8 de octubre estalló una revolución para destituir al triunvirato, encabezada por San Martín y Alvear. Depusieron al triunvirato guiado por Rivadavia. Este hecho fue el que generó un gran antagonismo entre Rivadavia y San Martín, que se demostraría más tarde, en la lucha para llevar el Ejército de los Andes a Perú.

Leamos el acontecimiento en el diario de Juan Manuel Beruti, testigo de los acontecimientos:

Amaneció la plaza Mayor circundada de las tropas de la guarnición y fue el motivo de que éstas unidas con el pueblo, cansados de sufrir el despotismo y arbitrariedades del gobierno como de que este trataba de la mina de la patria pues hacía tiempo se le había observado poca fidelidad y evidentes datos de sospecha al presente comprobados, mayormente cuando en las elecciones de vocales salían los elegidos según las ideas del gobierno y no podía el pueblo reclamar por verse oprimido, como por un bando que se echó con pena de la vida contra el que intentase de alterar o exponer contra lo que se determinaba en la asamblea, [3]

Se envió un petitorio al Cabildo, firmado por más de 400 ciudadanos, reclamando el cese del gobierno y la convocatoria a una “asamblea general extraordinaria que decida de un modo digno los grandes negocios de la comunidad”. El primer firmante fue Bernardo de Monteagudo.[4]

Se practicó una elección popular para el nuevo triunvirato, conocido en la historia como Segundo Triunvirato, constituido por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. Este nuevo gobierno tendría el honor de convocar a la Asamblea del Año XIII.

El 24 de octubre el Triunvirato envió una proclama “a los pueblos” exponiendo las razones de la caída del primer Triunvirato y la elección del segundo, Proclama el principio de libertad y destaca la marcha del ejército de Belgrano hacia el Norte luego de la victoria de Tucumán. Cita a los pueblos para que elijan sus representantes en una forma democrática de acuerdo a las costumbres del momento y fija la forma en que cada ciudad puede hacer la elección de sus delegados, reservando cuatro miembros para la Capital, debido a su mayor población y dos para cada ciudad o pueblo del interior.

La parte en que cita a los representantes es la siguiente:

Partiendo de estos principios, los individuos del gobierno, fuertes con la justicia y sinceridad de sus intenciones, no corresponderían á a alta confianza con que se les ha honrado, sino caminasen firmemente á tan elevado y justificado fin: llamados al exércicio del poder, no por ambicion ni por intriga, sino por el sufragio de los hombres libres, quando se haya establecido la base y forma de gobierno que se crea mas á proposito al bien y utilidad de todos, resignarán el mando inmediatamente en las manos que una legitima eleccion señale, enteramente contentos con la gloria y el honor de haber conducido á los pueblos del Rio de la Plata á la dignidad de una nacion legítimamente constituida: asi que reconociendo desde luego la representacion nacional, no solo como un derecho, sino como un deber la invocan como el medio mas eficaz de proveer á la comun defensa, procurar la seguridad general, y asegurar las bendiciones de la libertad para la edad presente, y futura; y por lo mismo han acordado que la asamblea sea convocada desde esta fecha para true empieze sus augustas funciones en todo el mes de enero del año proxîmo entrante, reunidos que sean en esta capital los diputados de los pueblos libres.[5]

La convocatoria fue amplia y generosa, incorporando a ciudadanos que por primera vez ejercían sus derechos.

A fines de 1812 la marcha de la guerra por la Independencia era favorable para los patriotas. La batalla de Tucumán detuvo el avance realista hacia el Sur. En octubre comenzó el segundo sitio de Montevideo luego de romperse el armisticio. La única forma de abastecer a la ciudad sitiada por tierra era mediante una escuadrilla de naves que se adentraba por el río Paraná y saqueaba las estancias cercanas llevándose el ganado. Chile seguía siendo independiente lo mismo que Paraguay. En Venezuela continuaba la lucha estando al frente el general Miranda secundado por Bolívar. En México continuaba la revolución que luchaba con desventaja frente a los fuertes ejércitos realistas. También se publicaban las noticias del avance de las tropas británicas en la península Ibérica batiendo a los franceses. Estas noticias eran conocidas en el Río de la Plata pues las difundía la Gaceta Ministerial.

Bernardo de Monteagudo, en su periódico: El Grito del Sud, seguía insistiendo en la necesidad de declarar la independencia. En efecto, en el número del 13 de octubre de 1812 escribía:

El sábio congreso de Caracas, conociendo la magnitud de males que gravitaban sobre el estado, y los muchos que lo esperaban para lo futuro, si permanecía mas tiempo en la indefinición de sistema, en que como nosotros se hallaba envueltos, tomó la medida que ya sabeis, y que ya es tiempo tomamos nosotros. Ciudadanos, nada nos puedo detener de dar este paso magestuoso; el inconveniente, que ha habido hasta aquí, ha sido cabalmente la causa de los males, de que queremos librarnos: á nuestros gobiernos les tiene mas cuenta depender de un fantasma, que del pueblo.[6]

Monteagudo continúa con esta prédica en los números que corresponden a todo el resto del año 1812. La idea era que la asamblea declarase la independencia. Terminó el año 1812 con estos acontecimientos que configuran el contexto que llevó a las Provincias Unidas del Río de la Plata a emprender la magna tarea de la Asamblea del año XIII.


[1] Juan Manuel Beruti, Memorias curiosas, Emecé Editores, Buenos Aires, 2001, p. 219.
[2] Ibíd. P. 220.
[3] Idem, Ibíd.
[4] Gaceta de Buenos Aires, op. cit. Tomo III, pp. 317-18.
[5] La revolución de Mayo a través de los impresos de la época, op. cit. Tomo II, p.178. (la ortografía es la original)
[6] El grito del Sud, Periódicos de la época de la Revolución de Mayo, 1812, Reproducción facsimilar, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1961. P. 159.

jueves, 26 de julio de 2012

Asamblea del Año XIII - Antecedentes - 1812 - Parte 3



Tercer trimestre: Julio, agosto y septiembre

Este tercer trimestre del el año 1812 fue agitado para los revolucionarios del Río de la Plata. En él se definieron las bases de los hechos históricos que llevarían a la Asamblea del Año XIII. A comienzos de julio se tuvo lugar el levantamiento y posterior fusilamiento de Martín de Álzaga, que era un prestigioso comerciante español de Buenos Aires. En agosto se produjo el Éxodo Jujeño y en septiembre, el triunfo patriota en la batalla de Tucumán, triunfo que cambió la suerte de la independencia.

Martín de Álzaga era un comerciante de Buenos Aires. Había sido primer Alcalde del Cabildo en el año 1795. Su actuación fue decisiva en la victoria contra los invasores ingleses, por eso fue electo nuevamente alcalde de primer voto en 1807. Tenía gran prestigio entre los españoles europeos. En el año 1809, el primero de enero, fecha en que tradicionalmente eran electos los miembros del Cabildo, protagonizó una asonada en contra del Virrey Liniers. El intento fue desbaratado y Álzaga y los otros complotados fueron desterrados a Carmen de Patagones. Lograron escapar con ayuda de Javier de Elío, que presidía la Junta de Montevideo, opuesta a Buenos Aires. El virrey Cisneros, que recaló en Montevideo antes de su arribo a la Capital, lo disculpó y le permitió regresar.

En julio de 1812 debía estallar una revuelta para desplazar al gobierno independiente, en combinación con los realistas de Montevideo, aprovechando la presencia de tropas portuguesas en la Banda Oriental y el avance desde el Norte de las tropas realistas al mando de Juan Pío Tristán. Esta intentona fue descubierta, Álzaga y otros conjurados fueron juzgados sumariamente y ajusticiados.

Mientras tanto, los ejércitos realistas comandados por Pío Tristán avanzaban por la Quebrada de Humahuaca hacia el Sur. Belgrano, que comandaba el Ejército del Norte, había pedido refuerzos al Triunvirato para resistir a las fuerzas realistas. Pero la orden del Triunvirato fue que el ejército se replegara hacia Córdoba. Belgrano, desde la ciudad de Jujuy, decidió entonces una técnica militar que consistía en una retirada que incluyera a toda la población, arriando los ganados y quemando pastizales, de tal modo que el enemigo, al avanzar, no pudiera proveerse de alimentos y encontrara la tierra arrasada. El 23 de agosto de 1812 comenzó el éxodo desde la ciudad de Jujuy. Esta fecha se conmemora en esa ciudad todos los años con un festejo cívico y este año, en que escribo estas líneas, se cumplirán los 200 años de esa gesta.

Belgrano llegó a la ciudad de Tucumán el 13 de septiembre. Allí encontró un pueblo decidido a resistir a los realistas y a entablar combate. Un grupo de notables, Bernabé Aráoz, Rudecindo Alvarado y Pedro Miguel Aráoz, fue al encuentro del general pidiéndole resistir en esa ciudad. Belgrano desobedeció la orden del Triunvirato y fortificó la ciudad para resistir. El 24 de septiembre obtuvo la victoria en Tucumán.

Este triunfo decidió la lucha por la independencia del Río de La Plata. El avance realista se detuvo y el ejército derrotado retrocedió hasta la ciudad de Salta. La otra consecuencia de ello fue el desprestigio del Primer Triunvirato. A los pocos días de conocerse en Buenos Aires la noticia de la victoria de las armas patriotas, el Triunvirato presidido por Bernandino Rivadavia fue derribado por una revolución.

viernes, 6 de julio de 2012

Asamblea del Año XIII - Antecedentes - 1812 - Parte 2


Segundo trimestre de 1812: Abril, mayo y junio

El Triunvirato produjo un cambio en la redacción de la Gaceta que se anunció en el número del 3 de abril de 1812. Esto se debió a los debates que se produjeron entre los redactores que defendían modos de proceder distintos. Monteagudo, fogoso, partidario de declarar la Independencia, mientras que Pasos Silva tenía una posición moderada. Se remplazó el nombre del periódico con el de Gaceta Ministerial, quitando a los editores, Bernardo de Monteagudo, que editaba La Gaceta, los viernes y Pasos Silva, con El Censor, de los martes, el sueldo que percibían, agregando que: “pueden continuar ilustrando al público con sus con sus periódicos, como lo han hacho hasta aquí, a su cuenta, usando de las facultades y derechos concedidos a todos sus ciudadanos.[1]

El 4 de abril se reunió la Asamblea con el objeto de nombrar un triunviro remplazante por la renuncia de Chiclana. Pero antes, se discutió el carácter de la Asamblea, si era soberana y sus decisiones estaban por encima de la autoridad del Triunvirato. El gobierno no estuvo conforme con esta resolución de la asamblea y la disolvió. [2]

Mientras tanto, los recién llegados, San Martín y Alvear, se dedicaron a crear una logia secreta, al estilo masónico, que se dedicó a erosionar el gobierno del Primer Triunvirato. También la Sociedad Patriótica, con Bernardo de Monteagudo como su principal vocero, protestaron por que consideraban al gobierno como autoritario. 

Manuel de Sarratea dejó su cargo en el Triunvirato para comandar las tropas que sitiaban a la ciudad de Montevideo. Finalmente el Triunvirato quedó conformado por Juan Martín de Pueyrredón, Feliciano Chiclana y Bernardino Rivadavia.

Un ejército portugués, al mando del general Diego de Souza penetró en territorio de la Banda Oriental pretendiendo auxiliar a la sitiada ciudad de Montevideo. El Gobierno de Buenos Aires protestó ante Gran Bretaña por esta medida y Lord Strangford, representante diplomático ante la Corte de Río de Janeiro envió a un mediador a Buenos Aires, Juan Rademaker, con el objeto de llegar a un acuerdo. El 26 de mayo se firmó un acuerdo que obligaba a Souza replegar sus tropas a las fronteras del Brasil. De cualquier forma, el general portugués demoró su retirada esperando una asonada de los españoles de Buenos Aires que se produciría en julio.

La situación de la revolución a fines de junio de 1812 era delicada. Por el Norte, las tropas realistas de Goyeneche amenazaban con invadir Salta y Jujuy. Por el Este, la Banda Oriental estaba ocupada por tropas portuguesas y en la ciudad de Montevideo, estaba ocupada por los realistas.




[1] Gaceta de Buenos Aires, Tomo III, p. 151.
[2] Juan Canter, “El año XII, las asambleas generales y la revolución del 8 del octubre,” en Historia de la Nación Argentina, op. cit. Tomo V, sección segunda, p. 452 a 455.

martes, 5 de junio de 2012

Asamblea del Año XIII - Antecedentes - 1812 - Parte 1


Año 1812

Para comprender lo actuado por la Asamblea del Año III, es importante estudiar en detalle los sucesos del año 1812. Es un año pródigo de acontecimientos que llevarán a la convocatoria de la Asamblea y que sentarán las bases para configurar la identidad de la argentina de hoy. Por este motivo dedicaré una atención mayor a los sucesos de ese año. Para una mejor publicación lo dividiré en sus cuatro trimestres.

Primer trimestre de 1812: enero, febrero y marzo.


Durante los últimos días de 1811, el 24 de diciembre, Bernardo de Monteagudo se hizo cargo de la edición de la Gaceta de Buenos Aires. Había dos ediciones semanales, el anterior editor, Vicente Pazos Silva, se ocuparía de la edición de los días martes y Bernardo de Monteagudo, la de los viernes.[1] Se produjo entonces un debate entre ambos editores que dio lugar a una de las primeras polémicas periodísticas de Buenos Aires. De cualquier forma, La Gaceta siguió apareciendo los viernes, redactada por Monteagudo y Pasos Silva publicó un nuevo periódico con el nombre de El Censor.

En el mes de enero se creó la Sociedad Patriótica, a instancias de Monteagudo. En la Gaceta de Buenos Aires del 10 de enero escribía:

Así como es imposible distinguir la belleza de una pintura animada sin el auxilio de la luz, no lo es menos conocer el precio de la LIBERTAD en medio de las tinieblas de la ignorancia.[2]

Manuel Belgrano, que se encontraba al frente del regimiento de Patricios, fue enviado por el Triunvirato a Rosario con el objetivo de defender esas costas de los ataques de la flota realista de Montevideo, que invadían las estancias costeras para proveerse de ganado y alimentos. Estaba emplazando dos baterías de cañones que denominó: Libertad a la primera e Independencia a la segunda. Estos nombres nos indican hacia dónde se encaminaban los más decididos revolucionarios de Mayo. Desde allí escribe al Triunvirato, el 13 de febrero solicitando permiso para que sus soldados utilicen la “Escarapela Nacional que debemos usar para que no se equivoque con la de nuestros enemigos.” [3]

La propuesta de Belgrano fue aceptada. La respuesta del Gobierno, del 18 de febrero dice:

En acuerdo de hoy se ha resuelto que desde esta fecha en adelante, se haga, reconozca y use la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, declarándose por tal la de los colores blanco y azul celeste, y quedando abolida la roja con que antiguamente se distinguían.[4]

Fue la primera vez que las tropas se distinguieran con una insignia nacional, y también fue el principio de la creación de los símbolos que definirán la futura Identidad Argentina.

Pero Belgrano continuaba con sus ideas de crear los símbolos que distinguieran a los ejércitos de la patria. Al inaugurar la batería Independencia, izó por primera vez la bandera que ahora es la Bandera Argentina. Pidió autorización al Triunvirato en los siguientes términos:

Exmo. SEÑOR:
En este momento que son las seis y media de la tarde se ha hecho salva en la Batería de la Independencia y queda con la dotación competente para los tres cañones que se han colocado, las municiones y la guarnición.
He dispuesto para entusiasmar las tropas, y estos habitantes, que se formen todas aquellas , y hable en los términos de la copia que acompaño.
Siendo preciso enarbolar Bandera y no teniéndola la mande hacer blanca y celeste conforme a los colores de la Escarapela nacional, espero que Sea de la aprobación de V E.
Rosario, 27 de Febrero de l8l2.
Exmo. Señor
 MANUEL BELGRANO [5]

El mismo día, el 27 de febrero, Belgrano fue designado como comandante del ejército del Perú remplazando a Juan Martín de Pueyrredón, por lo que se encaminó hacia el Norte con sus tropas.

El 3 de marzo el Triunvirato envió una nota a Manuel Belgrano reconviniéndole el uso del nuevo pabellón, alegando el inconveniente de la política exterior del gobierno. Es decir que todavía se seguía gobernando en nombre de Fernando VII, con el objetivo de mantener la neutralidad británica y evitar el bloqueo del puerto de Buenos Aires por los españoles de Montevideo. Belgrano, en camino al Norte, no recibió esta nota. [6]

En marzo se produjo un suceso de suma importancia para el futuro de la independencia de América del Sur: Llegaron procedentes de Gran Bretaña José de San Martín, Carlos de Alvear y el Barón de Holmberg, entre otros militares de carrera, que habían participado en España en la guerra contra los ejércitos de Napoleón, que ahora lucharían en las guerras contra los realistas.
La noticia en La Gaceta apareció en la edición del 13 de marzo de la forma siguiente:

Á este puerto han llegado entre otros particulares que conducía la fragata inglesa, el teniente coronel de caballería D. José San Martín primer ayudante de campo del general en xefe del exercito de la Isla Marques de Compigny : el Alerez de navio D. Jose Zapiola : el capitan de milicias D. Francisco Chilaver : el alferez de carabineros reales D. Carlos Alvear y Balbaltro :el subteniente de infantería D. antonio Arellano y el primer teniente de guardias valonas Baron de Olembert. Estos individuos han venido á ofrecer sus servicios al gobierno, y han sido recibidos con la consideración que merecen por los sentimientos que protestan en obsequio de los interéses de la patria.[7]

En esa misma edición de los viernes, Monteagudo se pregunta:

Me hé preguntado muchas veces poseido de diferentes afectos ¿qual será la suerte de mi patria? ¿Quien será el que enarbole el pabellon de su LIBERTAD? [8]

Palabras premonitorias pues llegaba al Río de la Plata uno de los futuros libertadores de América.



[1] Gaceta de Buenos Aires, Impresión facsimilar, Junta de Historia y Numismática Americana, Buenos Aires, 1911, Tomo III, p. 65.
[2] Ibidem, Tomo III, p. 92.
[3] Epistolario Belgraniano, Editorial Taurus, Buenos Aires, 2001, p. 139.
[4] Ibidem, p. 140.
[5] Ibidem, p. 144.
[6] Bartolomé Mitre, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Félix Lajouane, Editor, Buenos Aires, 1887, Tomo II, p. 44.
[7] Ibidem, Tomo III, p. 146. Las palabras de los párrafos textuales están escritas con la ortografía y la acentuación del original
[8] Ibidem, Tomo III, p. 143.

viernes, 18 de mayo de 2012

Antecedentes Asamblea del Año XIII - Año 1811



Año 1811
Comenzó el año 1811 con la Junta Grande a cargo del Gobierno de las Provincias del Río de la Plata. Estaba constituida por delegados de la Capital y de las ciudades del interior.

En enero arribó a Montevideo Francisco Javier Elío con el cargo de Virrey del Río de la Plata otorgado por el Consejo de Regencia de España. La Junta de Buenos Aires no reconocía al Consejo de Regencia y tampoco al nombramiento del virrey. La autoridad de Elío quedó limitada a la ciudad amurallada de Montevideo.

Mariano Moreno murió el 4 de marzo de 1811, en su viaje a Inglaterra, acompañado por su hermano Manuel y por el joven Tomás Guido, a causa de un medicamento mal administrado. Muchos estiman que fue asesinado. Se perdió de esta forma un líder de la Revolución.

Se produjo una revuelta en Buenos Aires, promovida por elementos del interior de la provincia, los días 5 y 6 de abril. Pedían expulsar de la Junta Provisional de Buenos Aires a Nicolás Rodríguez Peña, Hipólito Vieytes,  Miguel de Azcuénaga, y Juan Larrea. Se separó de sus cargos militares a Domingo French, Antonio Luis Beruti, Agustín Donado, Gervasio Posadas. Es decir que fueron separados del gobierno todos los partidarios de Moreno. El poder de Saavedra fue total. Los desplazados partieron al exilio.

El ejército del Norte, Comandado por Juan José Castelli y Antonio González Balcarce fue derrotado, el 20 de junio de 1811 en la batalla de Huaqui, por tropas realistas al mando de Juan Manuel Goyeneche. Es el comienzo de la ofensiva realista contra los movimientos revolucionarios, reacción que se extendería por toda América Española en los próximos años.

Esta derrota desprestigió al gobierno de la Junta Grande. Se produjo una revolución el 23 de septiembre de 1811 que formo un gobierno de tres personas: el Primer Triunvirato, uno de los cuales se remplazaba cada seis meses. Los primeros fueron: Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Los secretarios sin voto: Bernardino Rivadavia, José Julián Pérez y Vicente López y Planes. La junta Grande se transformó en un órgano consultivo que, poco tiempo después, fue disuelto.

La revolución en el resto de América

Comenzó la revolución en la Banda Oriental del Río de la Plata con el grito de Asencio el 27 de febrero. Entre el 14 y el 17 de mayo el Paraguay se declaró independiente. En Venezuela el Congreso de Caracas declaró la Independencia el 5 de julio. El 5 de noviembre se estableció la Junta en El Salvador. Pero también avanzó la reacción realista. Los líderes de la independencia de México, Manuel Hidalgo, Juan Aldama, Ignacio Allende y José Mariano Jiménez fueron derrotados, fusilados, decapitados y sus cabezas de fueron colgadas en las cuatro esquinas de un edificio en la ciudad de Granaditas, permaneciendo a la vista de los habitantes hasta 1821.

jueves, 17 de mayo de 2012

La Asamblea del Año XIII


Introducción

Estamos próximos a cumplirse 200 años del establecimiento del Congreso que se reunió en Buenos Aires, conocido en la Historia Argentina con el nombre de Asamblea del Año XIII. Fue el primer Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata, que modificó notablemente disposiciones y leyes que venían de los tiempos coloniales. Era el propósito de muchos congresales declarar la Independencia de España, pero no se pudo lograr. De cualquier forma las reformas fueron importantes. Entre ellas podemos destacar las siguientes:
Creó el Escudo Nacional

Encargó la composición del Himno Nacional
Estableció la libertad de vientres para las esclavas.
Eliminó los títulos de nobleza.
Suprimió los tributos especiales para los pueblos originarios.
Abolió la Inquisición.
Eliminó la tortura.
Es por estos motivos que la Asamblea del Año XIII se constituye como un congreso fundante de la identidad nacional.

Antecedentes


Año 1810
Comienzo con un breve resumen de los acontecimientos del Río de la Plata que llevaron a la necesidad de convocar a la Asamblea del año XIII.

La ocupación de la Península Ibérica por los ejércitos de Napoleón, la prisión del rey de España, Fernando VII, en el año 1808 y la creación del Consejo de Regencia en la pequeña isla de León, frente a Cádiz, precipitaron los movimientos revolucionarios de América Española. Se desencadenaría una guerra por la independencia que duraría quince años entre las ciudades y provincias que crearon juntas independientes y aquellas que acataron obediencia al Consejo de Regencia español.

Si bien en este trabajo tendré en vista en especial los sucesos del Río de la Plata y de todo el virreinato, tenemos que tener en cuenta que los sucesos en el resto de América y Europa repercutieron en gran medida en las decisiones de los protagonistas de la independencia. Por este motivo me referiré brevemente a los acontecimientos internacionales que influyeron en el Río de la Plata.

El 25 de Mayo de 1810 se había producido la revolución en la Ciudad de Buenos Aires. Se formó una Junta de Gobierno independiente de la autoridad de España, conocida en la Historia Argentina como la Primera Junta. Se suprimió la autoridad virreinal deponiendo al Virrey Baltazar Hidalgo de Cisneros y no se reconoció al Consejo de Regencia.

La junta estaba formada por: presidente, Cornelio Saavedra, para vocales a los señores doctor Juan José Castelli, licenciado don Manuel Belgrano, don Miguel de Azcuénaga, doctor don Manuel Alberti, don Domingo Matheu, y don Juan de Larrea, y para secretarios a los doctores don Juan José de Paso, y don Mariano Moreno.

Esta junta tuvo que enfrentar numerosos problemas: obtener la adhesión del resto de las provincias del virreinato. Montevideo, el Paraguay y el Alto Perú no acataron la autoridad de la Junta, reconociendo al Consejo de Regencia de España. La Junta envió una expedición militar para sofocar la revuelta del Gobernador de Córdoba, Juan Gutiérrez de la Concha y de Santiago de Liniers, que concluyó con el fusilamiento de ambos. También envió una expedición al Alto Perú.

En Mendoza se rebeló el oficial realista Faustino Ansay. La rebelión fue sofocada y Ansay fue llevado prisionero a Buenos Aires.

La victoria del ejército enviado al Norte por la Junta de Buenos Aires, al mando del general González Balcarce en la Batalla de Suipacha, ocurrida el 7 de noviembre de 1810 entre las fuerzas del Ejército del Norte y las fuerzas realistas españolas, trajo agüeros optimistas en la Capital. Fueron fusilados los jefes realistas: Nieto, Francisco de Paula Sanz y Córdoba.

En cuanto a la acción política, una vez constituida la Junta, envió correspondencia a las ciudades del virreinato para anunciar su creación y para que ellas eligieran representantes para un congreso que determinaría la forma de gobierno de las nuevas Provincias del Río de la Plata.

Mariano Moreno, secretario de la Junta, encaró medidas de educación y esclarecimiento para llevar la Ilustración al pueblo. Fundó y dirigió el periódico La Gaceta de Buenos Aires, creó la Biblioteca Pública, Tradujo El Contrato social  de Rousseau y expresó su pensamiento en muchos artículos de La Gaceta.

Dentro de los miembros de la Junta se produjeron diferencias, en especial entre los seguidores de Saavedra y los de Moreno. Se formaron los primeros partidos dentro de la naciente revolución. Los primeros eran más prudentes y conservadores, los segundos impetuosos, partidarios llamar a un Congreso para declarar la independencia. Los partidarios de Saavedra se oponían. Por este motivo los saavedristas, en diciembre de 1810 incorporaron a los delegados de las ciudades del interior a la Junta en lugar de conformar un Congreso, como se había establecido. Fue la llamada Junta Grande. Con esta maniobra los partidarios de Saavedra tuvieron mayoría. Moreno renunció y partió en misión diplomática rumbo a Inglaterra muriendo en alta mar.

La revolución en el resto de América.


El año 1810 fue importante para la Independencia pues las revoluciones se sucedieron el resto de América Española. El 19 de abril se creó la Junta Suprema de Caracas. El 22 de mayo, en la actual Colombia, se estableció la Junta de Cartagena de Indias. El 20 de julio en Bogotá estalló la Revolución,  se estableció una Junta de Gobierno y el 26 de julio fue depuesto el virrey José Antonio Amar y Borbón. En México, Miguel Hidalgo y Costilla incitó al pueblo de Dolores a sublevarse en contra de las autoridades españolas el 16 de septiembre de 1810 y comenzó la insurrección en México. El 18 de septiembre se estableció una junta en Santiago de Chile presidida por Mateo de Toro y Zambrano. Terminó el año 1810 con la llama revolucionaria extendida  por el continente pero todavía quedaban focos realistas, en especial en Montevideo, Paraguay y Perú.