Mañana, 20 de febrero, se cumplen los
200 años de la victoria de las armas patriotas en la batalla de Salta,
conducidas por Manual Belgrano, contra un superior ejército realista al mando
de Pío Tristán. Pero también tenemos que recordar que en este mes de febrero de
1813 comenzó a deliberar la Asamblea, y que su primer decreto fue el comienzo
de la abolición de la esclavitud.
Los primeros meses del año 1813 fueron
de euforia para los partidarios de la Revolución. Se obtuvieron resonantes
victorias militares que fijaron los límites de la futura República Argentina en
su frontera Norte. Me refiero a las batallas ganadas por Manuel Belgrano en
Tucumán y Salta y a la victoria en el combate de San Lorenzo obtenida por el
recién formado cuerpo de Granaderos a Caballo, conducidos por San Martín. Estas
victorias llenaron de optimismo a los patriotas.
Pero, además de las resonantes
victorias militares, en febrero de 1813 la Asamblea dictó leyes que configurarían el espíritu de
la Nación Argentina de hoy.[1]
En la Gaceta Ministerial del 5 de
Febrero de 1813 se publicaron las resoluciones de los primeros días de su
funcionamiento. El día 1° de febrero se pronunció el juramento de los
miembros de la Asamblea con la siguiente fórmula:
¿Reconocéis representada en la Asamblea general constituyente
la autoridad Soberana de las provincias unidas del Río de la Plata?
¿Jurais reconocer fielmente todas sus determinaciones, y
mandarlas a cumplir y executar? ¿No reconocer otras autoridades sino las que
emanan de su soberanía? ¡Conservar y sostener la libertad, integridad y
prosperidad de las provincias unidas del Río de la Plata, la santa religión
católica apostólica romana, y todo en la parte que os comprenda?
Si así no lo hicieres, Dios os ayude, y sino él y la patria
os lo demande y haga cargo. [2]
Luego encomendó al Poder Ejecutivo, que
era el segundo Triunvirato, que hiciera prestar juramento a “los generales, gobernadores, autoridades
civiles y eclesiásticas, y los vecinos cabezas de familias en esta capital, y
todos los pueblos y lugares de la comprebension del territorio de las
provincias unidas,”[3]
El día dos de febrero fue un día que
los argentinos tenemos que recordar pues es el día que la asamblea comenzó a
erradicar la esclavitud en el Río de la Plata. Una parte del decreto dice lo
siguiente:
Siendo tan dolorosa, como ultrajante a la humanidad, el que
en los mismos pueblos, que con tanto tesón y esfuerzo caminan hacia su
libertad, permanezca por más tiempo en la esclavitud los niños que nacen en
todo el territorio de las provincias unidas del Río de la Plata, sean
considerados y tenidos por libres, todos los que en dicho territorio hubiesen
nacido desde el 31 de enero de 1813 inclusive en adelante, día consagrado a la
libertad por la feliz instalación de la Asamblea general, baxo las reglas y
disposiciones que al efecto decretará la Asamblea general constituyente.[4]
El comienzo de la abolición de la
esclavitud se realizó en el Río de la Plata 50 años antes de que esa nefasta
institución terminara en Estados Unidos de América y más de 60 años en Brasil.
El decreto del día 3 de febrero
establecía remover de todos los empleos “eclesiásticos,
civiles y militares” a todos los europeos, salvo a aquellos que adoptaran
la nacionalidad, es decir: “el título de ciudadanía”.[5]
La edición del 5 de febrero de la
Gaceta Ministerial se cierra con el parte enviado por San Martín con la victoria
en el combate de San Lorenzo. La importancia de este combate reside en primer
lugar en el bautismo de armas del recientemente creado Regimiento de Granaderos
a caballo que tantas glorias daría al naciente Estado. En segundo lugar a la
derrota de la flota de la sitiada ciudad de Montevideo, donde resistía un
ejército realista y esa flota incursionaba en las aguas del Río Paraná para
llevar provisiones a Montevideo asaltando y robando el ganado de las estancias
que bordeaban el río.[6]
La asamblea decretó el día 6 de febrero
las condiciones en que los españoles europeos podrían obtener la ciudadanía del
Estado. Deberán acreditar primero, adhesión a “la sagrada causa de la libertad de la América desde la gloriosa revolución
de estas provincias”, y segundo: si tuvieran “título, pensión, ó qualquiera otro privilegio ó distincion que emane
de qualesquier gobierno extraño, deberá hacer abdicación expresa, y solemne de
dicho título.”[7]
El
20 de febrero Manuel Belgrano logra el triunfo del ejército patriota en la
batalla de Salta sobre el realista al mando de Pio Tristan. El primer parte de
la batalla se publicó en la Gaceta ministerial del 4 de marzo de 1813. En el
parte Belgrano enumera los artículos de la capitulación que incluyen en el
artículo 2° lo siguiente:
El general, los xefes y demas oficiales prestarán juramento
de no volver a tomar las armas; y por todos los soldados del exército, a
quienes les concede el señor general Belgrano que puedan restituirse a sus casas,
como las provincias unidas del Río de la Plata, en las que se comprenden las de
Potosí, Charcas, Cochabamba y la Paz.[8]
Este fue un tremendo error cometido por
la ingenuidad de Belgrano. El juramento fue roto por los oficiales y le costó
al ejército las derrotas que se produjeron en meses posteriores en el alto Perú,
hoy Bolivia.
A partir del 27 de febrero, la asamblea comienza a publicar
un periódico denominado: El redactor de
la asamblea de 1813, impulsado por Bernardo de Monteagudo, y entonces La
Gaceta deja de informar lo acordado en la Asamblea.
El primer párrafo de El Redactor, debido a la fogosa prosa
de Monteagudo dice lo siguiente:
Si hubieramos de calcular los designios de la naturaleza por
el resultado práctico de los sucesos humanos, sería preciso suponer que la
esclavitud era el dogma mas análogo a nuestro destino, y que él debía ser la única
base de las primeras combinaciones de un legislador. Pero aunque el quadro del
universo no ofrece por todas partes, sino un grupo de esclavos envilecidos por la
servidumbre, acostumbrados yá á la tiranía;
y aunque los esfuerzos de las almas libres, al fin, al fin solo han servido de
trofeos del despotismo, presentando en la historia de los pueblos una constante
alternativa de gloria y degradacion; sin embargo, la libertad existe en los
decretos de la naturaleza, y por su origen es independiente de todas las vicisitudes
de los siglos. [9]
Hermosa forma de comenzar una nueva
publicación y una nueva era en las Provincias Unidas del Río de la Plata.
[1]
Usaré como fuente para
estos escritos los periódicos de Buenos Aires, la Gaceta Ministerial, nombre
rebautizado de la Gaceta de Buenos Aires, y El Redactor de la Asamblea de 1813.
El redactor de la Asamblea de 1813,
Edición facsimilar, La Nación, Buenos Aires, 1913.
[2]
Gaceta… op cit Tomo III, p. 398.
[3]
Idem, Ibíd.
[4]
Ibíd. Tomo III, p. 399.
[5]
Idem, Ibíd.
[6]
Ibíd. Tomo III, p. 400.
[7] Ibíd. Tomo III, p. 401.
[8] Ibíd. Tomo III, p. 415.
[9] El redactor… op. cit. p 1.